miércoles, 29 de octubre de 2008

“Y no hay peor forma de morir que morir por pendejo”

Y esa frase define perfectamente lo que ha pasado con mi vida estas dos últimas semanas, el ir de mal en peor, el sentirte deprimido por cosas que sucedieron y que nadie tenía que descubrir (los padres menos que nadie), a menos que quisieras decírselos o que lo hayas vivido junto conmigo. Y sin libertad (tengo horarios de entrada y de salida), estoy harto de que no me tengan confianza (no cree n lo que les digo), me harte de los amigos con los que hablan los padres para despejar dudas y que estos digan cosas que no tenían porque decir; me siento como los cuervos que están en el zoológico, tienen el cielo azul e inmenso sobre ellos, pero no pueden volar porque les cortaron las alas; me sin ganas de seguir adelante, se me fueron las ganas de seguirle dando la cara a la vida para que siga golpeándome sin clemencia, me siento muerto en vida…

Comprobé lo que hace mucho pensaba: “la vida es una perra que cuando ve que eres feliz viene y te quita ese pedacito de felicidad y lo destruye frente a ti, sin que puedas hacer nada, cuando se cansa va con otro hasta que se da cuenta que de nuevo eres feliz y viene otra vez”.

No es fácil ver como se deprimen tus padres, tampoco son lindas las cosas que te dicen y todo por algo que NUNCA sucedió, por más que lo intenté nunca pasó. Ja!!! al menos hubiera valido la pena pero ni eso, ninguna de las afirmaciones que hacen son ciertas.

De esto aprendí algo muy importante, NUNCA dejes tu celular al alcance de las “insulsas” manos de tu madre, porque puede desentrañarle los secretos más profundos y armar un drama tan grande que terminará la putiza de tu vida y el que te corran de tu casa. Después te lo seguirán reiterando pues el decir que te vas no los va a amedrentar (lo que te recuerda de quien aprendiste que los árboles mueren de pie, pueden estar deshechos por dentro pero de pie aún). Y lo más importante no confíes en amigos que no te han demostrado que lo son y tienen supuestas reuniones secretas con tu madre. Y el hecho de que aunque no quieras la vida sigue y tienes que echarla pa’ lante aunque no tengas ganas.

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